LA PEDERASTIA Y LA ONU

Los casos de pederastia que han sacudido a la iglesia católica y que han sido noticia en los últimos años constituyen en sí mismo hechos gravísimos, dolorosos e indignantes. Hasta ahí de acuerdo. Es asimismo absolutamente lamentable que la jerarquía haya sido capaz de ocultar estos vergonzosos delitos o simplemente se haya limitado a cambiar de parroquia a algunos de los implicados. Es cierto que ya bajo Benedicto XVI y ahora con el Papa Francisco, se están tomando medidas para terminar con estos abusos. Medidas que a juicio de RESPUESTA ARAGONESA deben implicar cortar de raíz y por lo sano. Sin contemplaciones. Sin embargo, nos parece lamentable, por no decir otra cosa, que la ONU haya tenido la vergonzosa osadía de echarle en cara a la Iglesia el tema de los abusos. La misma ONU que ha tenido lamentables y repugnantes casos similares o peores protagonizados por cascos azules bajo su bandera, donde no sólo han existido abusos, sino violaciones y torturas. La misma ONU que dio orden expresa de no intervención a los cascos azules desplegados durante el genocidio ruandés donde los Hutus machacaron de una manera brutal a los Tutsis bajo la mirada de los soldados de la ONU con centenares y miles de mutilados, violaciones y asesinatos a golpe de machete. La misma ONU envuelta en numerosos casos de corrupción prácticamente desde que se fundara como bien resume el periodista Eric Fratini en su libro: “ONU. Historia de la corrupción” Sorprende sin embargo, el silencio informativo en torno a los casos de abusos y pederastia en el ámbito de otras confesiones. ¿Sólo han abusado sacerdotes católicos? ¿En el resto de religiones no se han dado casos? Resulta difícil de creer, ¿no? Y no querríamos desde estas líneas terminar este apunte sobre la pederastia sin hacer mención al “olvido” que las asociaciones de gays, lesbianas y transexuales hacen del tema. Unas asociaciones absolutamente beligerantes con todo aquel que en el consabido tema de la “homofobia” simplemente expresa una opinión diferente de las suya, mientras muestran un desinterés e insensibilidad pasmosa ante miles de casos protagonizados por pederastas homosexuales.